¿Cómo es el gato casero?
Quienes
tienen un gato en casa, habrán comprobado que son animales muy
cariñosos y sociables, que tienen un sexto sentido y que saben
exactamente lo que les pasa a sus dueños.
Los gatos, lejos de ser un animal
diabólico y malvado, como desde hace tiempo se viene pensando, es un ser
muy afectivo, limpio y que sólo saca las uñas en situaciones de riesgo o
ante quien no le gusta. Saben en quien pueden y en quien no pueden
confiar, ven más allá de lo que vemos las personas y nos avisan en
cierto modo, de quien debemos fiarnos.
Le gusta sentirse el dueño del hogar y
sabe perfectamente el comportamiento y monotonía del dueño: la hora en
la que se levanta, desayuna, se va o viene. Espera ansioso la llegada de
éste y lo recibe con cordiales saludos y haciendo diversas payasadas
para alegrarle la vuelta a casa tras probablemente un duro día de
trabajo.
No se dejan manipular con cualquier
tontería, a diferencia de los perros, que se someten al dueño. Al gato
hay que saber entender lo que quiere y cuándo, con su idioma particular.
Los gatos son muy independientes, se valen por sí mismos. No hace falta
sacarlos a pasear ni bañarlos, porque ellos mismos se asean
constantemente y hacen sus necesidades en el lugar apropiado. Nunca
encontrarás un gato doméstico sucio o que huela mal, ya que a parte de
asearse mil veces al día, les gusta ponerse en lugares que huelen bien,
por ejemplo, en la colada recién hecha, encima de alguien que huele
bien, en una mantita...
A veces les gusta tomar un poquito de
leche, eso sí, sin azúcar, ya que los gatos no distinguen el sabor dulce
en sus papilas.
Tu gato siempre te dará mimos cuando
estés enfermo o triste, sin necesidad de llamarlo, porque ellos intuyen
el estado de ánimo de las personas. Además sirven de manta en invierno,
les gusta ponerse en las piernas del dueño para estar ellos y tú
calentitos.